La grasa de mis piernas está enamorada de ti.

"Me enamore de tus piernas" sentenciaste mientras me ponía de nuevo el vestido.

Mire tu reflejo en el espejo y no pude evitar sonreír. Gire en silencio, no sabía que decirte. Nunca se que decirte.  Las piernas que tanto te gustan tiemblan siempre que te ven, que te escuchan, que te sienten. Dejan de ser una construcción de huesos, piel, carne, venas, cartílago y grasa y se transforman en algodon, chicle, chocolate o cualquier cosa que se pueda derretir cuando las yemas de tus dedos se posan sobre ellas...

"Y ellas se enamoraron de ti" te dije sonriendo mientras metia mis piernas de nuevo en las sábanas de tu cama.